De sobra sabe que llegará Diciembre con las sonrisas más grandes del mundo.
Hasta entonces, hay una inmensidad de calles desconocidas que recorrer, un inventario improvisado de puentes sobre aguas turbulentas e infinidad de esquinas por torcer hacia lugares hasta ahora no visitados. Todo ello es temporal, a veces la ciudad puede mostrarte su cara menos agradable... pero llegará el invierno, y de este otoño que aún está por venir solo quedarán sus huellas, hojarasca sobre las aceras, recuerdos con sabor a lluvia y la adorable sensación de que habremos vencido, como reyes del invierno, a la estación de los trenes sin andén, las vías de Dexametasona, las hojas marrones sobre los parabrisas de los coches de nuestra avenida.
“Volveremos de las ciudades quemadas
y seremos los fantasmas de nuestras propias
palabras”
(Leopoldo Mª Panero, Audere)